viernes, 20 de abril de 2012

EL NEGRO Y LA ALEMANA



La prestigiosa escritora española Rosa Montero publicó en su columna una anécdota refrescante y conmovedora sobre la convivencia entre extranjeros y los nacionales de un país. El artículo titulado 'El negro' ha causado gran conmoción entre la población inmigrante de España.
Jueves 12 Enero 2012

Una historia de apenas tres párrafos se convirtió en el artículo más leído del periódico el País de España, en su página de internet.

Son líneas conmovedoras sobre la inmigración, uno de los temas más delicados y que mayor preocupación genera entre los ciudadanos europeos. La anécdota que cuenta Rosa Montero es uno de los temas más comentados en redes sociales y considerada por el escritor brasilero Paulo Coelho como lectura obligada. Este es el mensaje:

"El negro"

Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e inequívocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja.

De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta barata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países. De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa. A continuación, la alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro. Y así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta.
Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella. Acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café. Y entonces descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta.
 
¿Qué te sugiere esta historia?

sábado, 7 de abril de 2012

SIGNOS DE LA RESURRECCIÓN


Jesús Resucitó
La muerte ha sido vencida, Aleluia!

¡¡¡Feliz Pascua!!!

Un Cuento...
Fuente: Radio María Argentina
En una tierra en guerra había un rey que causaba espanto, siempre que hacía prisioneros los llevaba a una sala donde en un lado había un grupo de arqueros y en el otro lado una inmensa puerta de hierro
En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto. Siempre que hacía prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre. En esta sala el rey hacía formar un círculo a los prisioneros y les decía entonces... "Ustedes pueden elegir entre morir por las flechas de mis arqueros o pasar por aquella puerta".

Todos elegían ser muertos por los arqueros, ante el temor de loi que hubiera detrás de esta puerta Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había servido al rey se dirigió al soberano y le dijo

- Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?,
- Dime soldado.
- ¿Qué había detrás de la asustadora puerta?.
- Ve y mira tú mismo.- respondió el rey.

El soldado entonces, abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo hacía, los rayos de sol entraban y aclaraban el ambiente... y, finalmente el descubre sorprendido que la puerta se abría sobre un camino que conducía a la libertad. El soldado admirado sólo mirar al rey sin articular palabra y el rey le dijo- Yo daba a ellos la elección, pero preferían morir a arriesgarse a abrir esta puerta.

¿Cuántas puertas dejamos de abrir puertas por el miedo de arriesgarnos?
¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?.
Por sentir miedo de confiar de verdad en que la muerte y en este tiempo de Pascua en que la muerte ha sido vencida y estamos llamados a vivir en la libertad de los hijos de Dios, en la libertad de los redimidos, en la libertad de los resucitados. El significado de la palabra Pascua es tomado de su raíz hebrea, saltar pasar por encima , liberar . Pasar por la puerta que vimos cerrada durante mucho tiempo , esta es la invitación de nuestra Pascua , descubrir como el Señor ha abierto la puerta y nos invita a que dejemos de lado nuestro miedo y nos internemos en el lugar de la resurrección.

¿Eres un hombre nuevo, una mujer nueva? La Pascua nos invita a vivirlo y a seguir, porque esto no se termina tiene que tender con esta fuerza y esta gracia que hemos recibido de parte de lo alto, caminar hacia la renovación a ese espacio que se nos promete, lugar de encuentro de misión que es la resurrección, que el Señor abra la puerta y nos permita pasar y nos permita descubrir un lugar nuevo, un lugar distinto, quizás con lo mismo de siempre pero un lugar distinto que se llama resurrección.
La resurrección, este lugar de Gloria, lugar de encuentro con el Padre, un sitio de luz, un sitio donde disfrutamos la sabiduría.
La resurrección el lugar del abrazo, del reposo y el descanso. Resurrección lugar de infinita alegría que no se acaba. Resurrección un espacio donde nuestros corazones pueden acudir. Es la casa de la Luz. En la resurrección mora la plenitud del Espíritu, lugar de vacío de muerte y pecado y de límites.
Este es el lugar donde podemos descansar y renovar las fuerzas. La resurrección es el aliento para nuestra misión, lugar del encuentro con el Amado que está vivo. Salimos a testimoniar con mucha alegría que nos toma el corazón. Resurrección es luz que disemina por el mundo es fuego que arde y enciende nuestros corazones es el lugar donde resplandece la Gloria de Padre, en este lugar se establece y se declara la victoria sobre las lágrimas y sobre la muerte. Lugar de gloria y alabanza eterna
Te invitamos a descubrir este lugar como un espacio donde podemos vivir.

Este es el proceso por el que ha pasado Jesús, signos de resurrección y la palabra lo dice: el sepulcro vacío. Otro signo es la aparición a las mujeres que iban a embalsamar a Jesús y los centenares de testigos según el relato de Pablo. Hoy son signos de Vida en medio de la muerte, sepulcros a nuestros alrededor. Otro signo de resurrección es la alegría pesar de las dificultades es también la fuerza de profundizar la oración para estar más cerca de Jesús en los tiempos de dificultad. Signos de resurrección la acción permanente de gracias a Jesús por su entrega, el gesto de reconciliación que hace tanto tiempo mi hermano necesita y yo también. Signos de resurrección la valentía de ser coherente especialmente con lo que sanamente me dicta la conciencia que mira la verdad.

Consigna: ¿Cuales son los signos de resurrección que descubro a mi alrededor?

Ya no estamos en el mismo lugar que antes de semana santa, el lugar desde donde se para mi corazón, la fuerza la valentía el amor la esperanza y la fe que tiene mi corazón, después de la Pascua no es el mismo

Te comparto un texto bíblico que va muy a tono con este rumbo que vamos tomando. 2 Corintios capitulo 4 versículo 8 -10‘ nos vienen pruebas pero no nos desanimamos, andamos con grandes preocupaciones pero no desesperamos, perseguidos pero no abandonados, derrivados pero no aplastados por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona
Podemos no experimentar grandes cambios luego de este domingo de Pascua pero de algo debemos estar seguros que si hemos muerto con Cristo vamos a tener la garantía que vamos a vivir con Él. La palabra nos decía que las pruebas aparecen, por ejemplo : llego mi trabajo luego de estos tres días, viernes , sábado santo domingo de Pascua , aprovechando las celebraciones y me encuentro en el trabajo con lo mismo, con las pruebas, las graves preocupaciones, me encuentro con las mismas persecuciones de siempre. Con todo aquello que tienden a derribarme, pero entro de una manera diferente. Ya no entro desanimado, desesperado, no me siento abandonado porque he podido descubrir que en la muerte de Jesús, el me toma y yo me dejo tomar, hay un cambio y una transformación y ya no soy el mismo. Muchos me dirán que no pudieron concentrarse en la Pascua por una causa o la otra, por estar dolidos con el Señor, es una buena oportunidad esta noche, mañana o pasado, hay una hora y una invitación para hacer este paso de resurrección. Morir con Cristo es junto a Él mirar nuestra vida y asumir junto a Él lo que somos, Él asumió primero y me invita a que yo lo haga con Él . Jesús pasa por mi pobreza, pasa por lo peor que soy, por lo peor que muestro y aquello que no muestro. Pasa por mis límites, pecados y errores para devolverme la gracia que desperdicié, aquella que malgasté , Él en este lugar de la resurrección al que me invita me abre el acceso a una vida nueva , nueva en su esencia , una vida nueva en el modo de afrontarla en el estilo de vivir sabiendo que restaurado cuento con este auxilio divino que me ubica en otro ángulo del camino pero hace falta inevitablemente para esta resurrección que hagamos el paso de descubrirnos tomados en la Cruz , no hay resurrección sino hay cruz.
Cruz y resurrección es una misma realidad, sufrimiento y gozo, recibir como un regalo, la resurrección implica decir que si lo quiero hacer.
Ver la Cruz sin la resurrección no lleva a la desesperanza, en cambio ver la Cruz significada en la resurrección es afirmar esta victoria de Dios. No hay resurrección sin la Cruz.
En la Pascua todo comienza de nuevo, es la nueva creación que necesita de nuestra entrega y disponibilidad. Dios se va a revelar en lo increíble en lo imposible va a crear de la nada donde el amor tiene la última palabra. La fragilidad de Cristo en la cruz vence al odio y a la violencia. Aquí el perdón es victoria sobre la traición, el abandono, la cobardía y la mezquindad egoísta.
Dios está removiendo la piedra que mata nuestra desesperanza, vence con la vida a la muerte. El milagro de la resurrección es este Dios vence con la vida a la muerte.
Aunque en nuestras realidades cotidianas parezca que no, es la victoria del amor sobre odio, el abandono, la cobardía, la mezquindad.
Este lugar de la nueva creación de la novedad para tu vida implica que yo pueda ser partícipe, Dios nos regala y nosotros recibimos este regalo. Imaginemos la piedra del sepulcro, el distraído tropieza con la piedra, el violento la utiliza como proyectil, el emprendedor construye, el campesino cansado la utiliza como asiento, para los niños es un juguete, David se defendió y mató a Goliat y Miguel Ángel obtuvo la más bella escultura. En todos estos casos, la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre, lo diferente está dentro nuestro que permite que la victoria en nuestra vida pueda darse y que ese lugar que me parece que es piedra y es un obstáculo puede ser aprovechado para el crecimiento y superamos cuando dejamos que este Dios pueda mover esta piedra. Queremos que descubras que la piedra ha sido movida y hay signos de resurrección. Un sepulcro vacío un Jesús que se ha aparecido y que muchos lo testimonian.
¿Cómo está decorado el lugar de la resurrección? Este lugar se decora con signos de resurrección, muchas veces cuando no estoy bien no me interesa nada de lo que está a mi alrededor y cuando estoy muy contento pongo algunas flores limpio y ordeno las cosas. En este lugar de resurrección hay signos que manifiestan la presencia de Jesús en tu vida.

El camino de la resurrección está señalizado, el Señor nos ha dejado unos indicios para que podamos transitar, nos ha dejado regalos que se desprenden del sacrificio que Él hizo por nosotros.
Estamos hablando de los frutos de la resurrección:

La comunión.
 
Nos dejó un gran cartel de la Comunión, que puede sumar todos nuestros corazones y nuestras manos. Los primero frutos de la Pascua de resurrección se encuentran en la experiencia de la comunión. La solidaridad con todos los hermanos y hermanas, aquellos que me caen bien y aquellos que no, constituye una respuesta natural.

¿Cómo está la comunión en mi vida luego de esta Pascua?

La paz.
Veo un graffiti que dice Paz y está hecho con aerosol especial, frente a la cultura de este fuego cruzado la Pascua nos está invitando a la paz. Es la paz que da el Señor resucitado es fruto de la comunión con Dios, esta paz que cuando Jesús se aparece a los discípulos se las da en el lugar mismo ‘La paz esté con ustedes no teman’
Este graffiti que dice paz es otro de los frutos de la resurrección

La alegría
Por allá en la esquina veo una gran sonrisa pintada tan profunda como tentadora, la miro y inevitablemente río. Estamos hablando de otro fruto: la alegría. La alegría frente a la tristeza, al desasosiego, al decaimiento. La Pascua nos descubre este gran secreto del amor de Dios , la Vida Eterna y esto nos pone feliz , esto convierte nuestra existencia en un surtidor constante de alegría . ¿Por qué estoy alegre? Porque se que la vida no se acaba hay una Vida Eterna la cual nos ha sido prometida y se nos indicó por donde ir. El que nos mostró el camino y está vivo es Jesús. La alegría que tenían los discípulos al descubrir que su Maestro amado, aquel a quien habían seguido, admirado, escuchado y que estaba metido en sus corazones , no había muerto. Había resucitado y estaba vivo y estaba con ellos de un modo diferente pero estaba vivo y presente
La alegría después de esta Pascua ¿Cómo está la alegría en tu corazón? Hablo de la alegría profunda no de aquella seudo alegría superficial dada por motivadores externos, la alegría profunda del corazón que se basa en una gran confianza y en un amor que se recibe.

La esperanza.
 
Pensaste que esto terminaba aquí, no, detrás de trazo verde Jesús dejó la pincelada de la esperanza frente al pesimismo. La Pascua nos pide y no exige confiar y esperar en Dios, solo quien espera en El es capaz de llegar a cumplir los más altos ideales. ¡Como no esperar en el Señor que ha vencido lo invencible para el hombre que es la muerte, El la ha vencido , que más le queda vencer? , nada más, la Vida ha vencido a la muerte, nuestra esperanza se hace infinita ¿Cómo está la esperanza en mi corazón? ¿Cómo está sostenida la esperanza hoy después de la Pascua?

El amor.
 
Pero hay algo más, la experiencia del fruto del amor frente al egoísmo, la Pascua frente a la realidad de la mezquindad y del egoísmo al ver a Jesús nos enseña que el servicio es el pasaporte necesario para poder entrar en el país del Cielo. El amor es otro fruto de la Pascua ¿Cómo está en mi vida luego de este paso? Y si las cosas de la vida nos quiere jugar una mala pasada no tendríamos que preocuparnos estamos en el espacio de la resurrección.

El perdón
 
Aquí tenemos la doble flecha del perdón frente al odio, la pascua nos empuja a las dos vertientes de la vida cristiana, el perdón y la reconciliación. La pascua es el signo acabado y completo de esta realidad del perdón.
Recibimos como fruto el perdón. ¿Cómo está el perdón en mi? 
La ilusión
La alegría y la esperanza nos invita nos empuja y nos motiva a la ilusión, a la ilusión que se presenta frente al desencanto. La pascua nos hace ver el horizonte de nuestra existencia con unas lentes muy especiales. De tras el fracaso aparente espera un mañana feliz. Te lo digo de nuevo, detrás del fracaso aparente espera un mañana feliz. Este es otro fruto de la resurrección.

La valentía
Y como si esto fuera poco, como cuando alguien sube a vender algo en el colectivo y como si esto fuera poco, también recibimos enciende nuestro corazón la valentía frente a la cobardía, la pascua nos confiere fuerzas para seguir adelante. Jesús ha cumplido y por lo tanto nos da una buena inyección de fortaleza. Jesús ha cumplido las promesas. Jesús ha vencido la muerte y esa fuerza nos transforma y nos fortalece a nosotros. Este es otro fruto de la resurrección.

La fe
 
Y por último la fe frente a las dudas. La pascua nos confirma en el camino emprendido en el día de nuestro bautismo. La experiencia de Jesús resucitado, hace que nos sintamos como arropados por su espíritu y por los deseos de crecer como creyentes, como peregrinos, como buscadores de una promesa, como orantes comprometidos en pro de un orden nuevo en un mundo que necesita, en pro de un orden nuevo en el mundo desde la perspectiva del evangelio.

Te recuerdo los frutos que tenemos nosotros de la resurrección. La comunión, la paz, la alegría, la esperanza, el amor, el perdón, la ilusión, la valentía y la fe. Frutos de la resurrección que decoran este espacio de resurrección en el que hoy y esta noche estamos invitados a habitar y a vivir sobre todas las cosas.

Seguimos transitando este espacio de resurrección. Bien nuevitos luego de este domingo de pascua que hemos compartido. Y lo vamos hacer durante ocho días, lo que se llama la octava de pascua. Reviviendo cada día de esta semana como si fuera el mismísimo domingo de pascua.
Me quedo con esta frase: los signos de resurrección se van desarrollando con intensidad en medida de la carga de la cruz que cada uno se atreve a abrazar. En medida de la carga de la cruz que cada uno de nosotros se atreve a abrazar con Jesús.
Para profundizar más sobre la resurrección podemos leer el Catecismo de la Iglesia Católica desde el punto 639 al 655.
Me imagino la Pascua como una luna de miel un renacer una relación distinta con el Señor que es luna y que tiene miel, muchas veces cunado la luna de miel acaba el amor comienza a morir a perder sabor, alegría a llenarse de resentimiento esto no pasa por parte del Señor pero si por parte de nosotros que somos limitados y que aflojamos. La mayoría de las veces es la negación a entrar otra vez en este misterio Pascual y nos preguntamos si ya tuve el viernes, el sábado y el domingo, quiero que sea siempre domingo de Pascua. Nos negamos a ingresar en este misterio Pascual Luego de la luna de miel los amores y amistades al igual que Jesús necesitan ascender al tercer día elevarse a un nuevo nivel y dar a luz a un espíritu nuevo y más profundo. La pascua es un proceso que vamos actualizando todos los días, no en vano la celebración de la misa cada día es una actualización de la Pascua de Jesús.

TE comparto una poesía de Paul Claudel

¡Dios mío, he resucitado y estoy otra vez Contigo!
Dormía y estaba tumbado como un muerto en la noche.
Dios dijo: Hágase la luz y me he despertado
¡Como se lanza un grito!
¡He resucitado y me he despertado,
estoy en pié y comienzo el día que empieza!
Padre mío que me has creado antes de la aurora,
me pongo en Tu presencia,
Mi corazón está libre y mi boca es clara,
el cuerpo y el espíritu están en ayuno.
Estoy absuelto de todos mis pecados
Que he confesado uno por uno.
El anillo nupcial está en mi dedo y mi rostro está limpio.
Soy como un ser inocente en la gracia
Que me has concedido» Amen


viernes, 6 de abril de 2012

EN LA CRUZ NOS ENCONTRAMOS CON LA VIDA



La oración que abre la celebración de hoy nos sitúa en el corazón del misterio que celebramos: "Jesucristo instituyó por medio de su sangre el misterio pascual". Como comunidad de discípulos de Jesús, nos reunimos para hacer memoria de la dimensión de humillación y dolor del misterio de la Pascua cristiana. En el centro de la celebración está Jesús, que fue apresado como un malhechor; juzgado y condenado como un blasfemo; ridiculizado y azotado como un esclavo; ejecutado en la cruz como un bandido. Como recuerda Pablo en la carta a los fieles de Filipos: "Se humilló, llevando su obediencia hasta la muerte de cruz". La memoria de Jesús muerto y sepultado la hacemos leyendo la Palabra de Dios, que nos ofrece las claves del misterio que celebramos; con la oración universal; con la veneración de la cruz, en la que Jesús nos reveló su amor hasta dar la vida; y la comunión con este Jesús, que entregó la vida por nuestra salvación. Pero en todo ese misterio ya sentimos un aire de liberación, porque Jesús, el cordero, no pierde la confianza y esperanza en el Padre.

Porque expuso su vida a la muerte, rehabilitó a todos.

El cuarto "cántico del Siervo" del segundo Isaías, afronta con gran realismo el sufrimiento y el rechazo de que es objeto por parte de los adversarios, hasta la victoria final. Aunque sigue sin determinarse la identidad del siervo, aparece claro el sufrimiento que tiene que soportaren su propia carne como consecuencia de la injusticia. Curtido en el dolor; desfigurado en su presencia y en su belleza, "no parece hombre". Fue arrancado físicamente de la tierra de los vivos; le dieron sepultura entre los malvados.

Su dolor no fue en vano: "Con sus cicatrices hemos sido sanados". El siervo inocente, al final verá la luz; rehabilitará a muchos, "porque cargó con los pecados de todos, e intercedió por los pecadores" (Is 53,12). No es difícil adivinar la presencia de los "cánticos del siervo" en los relatos de la pasión de Jesús, que nos han transmitido los evangelistas. Aquí se pone nombre al siervo: Jesús de Nazaret. Su pasión y su muerte son interpretadas en clave de salvación. En labios de Jesús pone Marcos estas palabras: El Hijo de! hombre "vino a dar la vida en rescate por muchos" (Mc 10,45). Su final tampoco fue un fracaso: "Luego de tres días resucitará" (Mc 10,34).


Lo he glorificado y de nuevo lo glorificaré.


La liturgia propone hoy la lectura de la pasión en la versión que nos ofrece San Juan. Su relato es una mezcla de información histórica y mensaje teológico. El evangelista ubica la pasión y muerte de Jesús en la "hora de pasar del mundo al Padre", como trance necesario.
La pasión es el segundo paso en el "camino de gloria". Momentos antes de salir con los discípulos camino de la "vía dolorosa", Jesús nos ofrece las claves de la lectura: "Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo" (Jn 17,1). En esta clave tenemos que leer hoy la pasión de Jesús que nos ofrece San Juan. Discurren paralelos, el dolor y la humillación del siervo que lava los pies; y el Señor que tiene autoridad sobre los poderosos de este mundo y sobre la muerte. Se trata de la "gloriosa pasión de nuestro Señor Jesucristo". Este contraste aparece en varios momentos del relato. Los que apresan a Jesús como a un bandido, son los que caen por tierra al oír: "Yo soy". A la entronización burlesca de los soldados, responde la proclamación de Jesús: "Yo soy rey"; y la presentación solemne de Pilato: "Aquí tienen al rey de los judíos"; ratificada por el letrero que ponen sobre la cruz. La verdadera entronización se produce al ser elevado en la cruz: "Cuando yo sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32).

Miren el árbol de la cruz

Un momento importante de la celebración litúrgica de hoy es la veneración de la cruz. Para los discípulos de Jesús, la veneración de la cruz tiene el mismo sentido que la lectura de la pasión de san Juan. Lo refleja la aclamación que la acompaña: "El leño de la cruz donde estuvo colgado el Salvador del mundo". "El cual llevado a la consumación, se ha convertido para todos en autor de la salvación" (Heb 5,9). Los discípulos de Jesús rechazamos la cruz, en cuanto instrumento cruel de suplicio. La cruz la veneramos, en cuanto que es el signo donde Jesús entregó la vida para salvación del mundo. Es el signo que mantiene viva la memoria de que Jesús amó hasta entregar la vida. Veneramos, celebramos al que tuvo el gesto de amar de esta manera: Jesús de Nazaret. Lo que es glorioso no es la cruz, sino aquel que mostró su amor a la humanidad desde la cruz.

Cristo padeció por nosotros, sigamos sus huellas.

Sería bueno, que hoy hiciéramos memoria de la muerte de Jesús, celebrando su Pasión. Comulgar no sólo su Cuerpo Sacramentado, sino también comulgar de su dolor, agonía, sufrimiento, pasión y muerte. Comulgar con Jesús humillado, maltratado, muerto, significa tomar sobre nuestros hombros nuestra cruz y compartir con tantas personas que como Jesús son injustamente condenadas, violentamente agredidas por los amos del poder, y en muchos casos vilmente asesinadas. De esta forma, entramos en la dinámica liberadora de la muerte de Jesús, y colaboramos a que muchas personas resuciten a una vida feliz. No existen dos caminos: "vía crucis" y "vía de luz". Uno es el camino, con estación fuerte en el Gólgota, pero con reinicio glorioso tras el final feliz al alborear de Pascua. Como pionero, Jesús fue el primero en hacer todo el camino. A nosotros sus discípulos nos toca seguir ahora sus huellas. 


LOS ESTIGMAS, DESCONCERTANTES SIGNOS DE LA PASIÓN DE CRISTO

Entrevista con el catedrático de espiritualidad Tito Paolo Zecca





Desde Francisco de Asís (primer santo de la historia en que se ha podido comprobar este fenómeno) hasta el beato Pío de Pietrelcina (uno de los últimos casos) se han dado unos 250 casos de personas con estigmas, en la mayoría de los casos con comprobación científica. Pero, ¿qué significan esas llagas dolorosas en las manos y en los pies de personajes que en algunos casos, con su espiritualidad, han cambiado la historia del mundo y del cristianismo?

Para comprender mejor el debate, Zenit ha entrevistado al padre pasionista Tito Paolo Zecca, profesor de Teología pastoral y espiritualidad en la Universidad Pontificia de San Juan de Letrán y en el Ateneo Pontificio Antonianum de Roma. Este catedrático, que ha dedicado investigaciones y libros al argumento, es uno de los máximos expertos mundiales en la materia.

Acaba de presentar sus últimos descubrimientos en una conferencia dictada sobre «El Crucifijo de la Sábana Santa y las personas con estigmas» en el centro de Sindonología del Caravita, en Roma (http://www.sindonologia.it). 

--Zenit: ¿Cuál es el significado de los estigmas?

--Tito Paolo Zecca: En el misterio de la resurrección de Jesús, el Evangelio muestra cómo no han quedado canceladas su llagas. Los estigmas representan un signo de lo que sufrió Cristo durante la pasión, y por tanto constituyen un dato teológico en el que hay que profundizar mucho más de lo que hemos hecho hasta ahora. En el Evangelio de Juan, cuando Jesús entra en el Cenáculo con las puertas cerradas y saluda a los discípulos, muestra los estigmas para identificarse. A santo Tomás le dice: «Mete tu dedo en mi costado». La consternación de los apóstoles es también un hecho revelador de este misterio. Este fenómeno muestra la eficacia de la salvación de Cristo en la Cruz y permanece de manera particular en el signo de los estigmas, convirtiéndose en un dato distintivo de la eficacia redentora y salvadora de la fe. 

--Zenit: Ha habido 250 casos de santos y beatos que han tenido los estigmas. ¿Cuál es el significado histórico de este signo? 

--Tito Paolo Zecca: Es un dato particular de la espiritualidad y de la mística occidental. A partir de san Francisco, hemos tenido un número significativo de santos y beatos que han vivido la experiencia desconcertante de la reproducción en su cuerpo de los estigmas de Cristo. Hasta ahora, la investigación ha subrayado el carácter de configuración e imitación de Jesús, que surge de la intensa relación personal que han mantenido con él estas personas. Sin embargo, se ha analizado muy poco el papel que estos santos y beatos han desempeñado en la Iglesia. No se ha reflexionado suficientemente en la misión particular que está ligada a los estigmas.

--Zenit: ¿Puede poner algún caso concreto?

--Tito Paolo Zecca: Por ejemplo, san Francisco de Asís recibió los estigmas cuando todos sus proyectos de santidad --fundación de la Orden, aprobación de la regla primitiva, viaje a Palestina-- habían fracasado. Se encuentra solo y abandonado. La configuración con el Crucificado le consuela, pero al mismo tiempo el sufrimiento de los estigmas se convierte en un bien para su Orden y en un mensaje para toda la Iglesia.

El sucesor de san Francisco, Fray Elías, entendió el significado de los estigmas y así lo subrayó en la carta que dirigió a todos los fieles. 

Este mismo mensaje y misión de los estigmas puede constatarse en Santa María Magdalena de Pazzi y en santa Catalina de Siena. En el siglo que acaba de concluir esta misión se constata con claridad en personajes como santa Gemma Galgani (fallecida en 1913), el beato padre Pío de Pietrelcina (1887-1968), y Marthe Robin (mística francesa fallecida en 1981 de quien se están estudiando sus escritos antes de emprender el proceso de beatificación).

Marthe Robin se ha hecho conocida después de que el famoso escritor Jean Guitton escribiera el libro «El viaje inmóvil» Durante cuarenta años esta mujer estuvo sin moverse en su lecho. Al igual que Gemma Galgani y Pio de Pietrelcina, ha dado vida a muchísimos grupos de espiritualidad y oración en todo el mundo.

--Zenit: ¿Qué es lo que experimenta quien recibe los estigmas de la paisión de Cristo?

--Tito Paolo Zecca: Se trata de una experiencia de alegría y dolor. El Señor es siempre el que toma la iniciativa. Los destinatarios de los estigmas consideran esto como una inmensa gracia, de la que no se sienten dignos. De hecho piden al Señor que se la quite, pues se avergüenzan. Esta actitud es evidente en el padre Pío. El beato de Pietrelcina muestra claramente cuál es la misión de quien lleva los estimas. El padre Pío funda grupos de oración y la Casa de Alivio del Sufrimiento (un gran hospital), realizando una obra concreta para aliviar los sufrimientos físicos. Además, a través de la oración, profundiza en la capacidad de intercesión de las personas unidas a quien padece los estigmas que renueva el mundo, lo salva y lo protege.

--Zenit: Pero, entonces, ¿por qué da el Señor esta «gracia» a ciertas personas? 

--Tito Paolo Zecca: La respuesta está precisamente en su misión. Es un servicio que la Iglesia necesita en un momento particular de su historia. Es como un signo profético, un llamamiento, una dato sorprendente capaz de recordar a los hombres las cosas esenciales, es decir, la conformación con Cristo y la salvación de Cristo que con sus llagas nos ha rescatado.

En cierto sentido, todos nosotros llevamos los estigmas, pues con el bautismo estamos sumergidos en la vida de Cristo, que nos permite participar en el misterio pascual de su muerte y resurrección. En su pequeñez, cada uno de nosotros lleva los estigmas. Si los lleva con espíritu de fe, esperanza, valentía y fortaleza, estas llagas, que pueden ser purulentas y que no cicatrizan nunca, pueden servir para curar a los demás. 

En definitiva, los estigmas representan la aceptación consciente de la Cruz vivida espiritualmente.



jueves, 15 de marzo de 2012

VIA CRUCIS SACERDORTAL

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martes, 21 de febrero de 2012

LAS RELIGIONES Y LOS SACRIFICIOS

Fuente: http://www.corazones.org/diccionario/sacrificio.html

Las religiones de los pueblos en torno a los judíos del A.T. solían tener sacrificios humanos. Los egipcios tenían un extenso sistema de sacrificio. Solo el rey y los sacerdotes podían entrar en el santuario donde se preservaban las imágenes de los dioses, a los que diariamente ofrecían alimentos y bebidas que colocaban en la mesa del sacrificio. Al poner la piedra de fundación de un nuevo templo, ofrecían sacrificios humanos (abolidos por Ramassides). Al dios favorito de los egipcios, Ammon-Râ, le hacían numerosas y muy costosas ofrendas. Finalmente la religión egipcia cayó en la adoración de bestias. 

Los cananeos hacían sacrificios en las montañas. El Antiguo Testamento menciona que sacrificaban niños al cruel dios Moloc. Los Fenicios sacrificaban animales pero también hombres y niños a Baal y Astarte. Los animales imperfectos o los enfermos estaban prohibidos. Los sacrificios se realizaban para hacer suplicas o en agradecimiento. Cuando la víctima no se consumía se utilizaba para un banquete con música y baile. 

Para los romanos el objeto del sacrificio era obtener favores o evitar la ira de los dioses. En el panteón romano se unió el culto a las deidades de diversas tierras conquistadas. 

LOS JUDÍOS 
El sistema de sacrificios judío tiene algunas ideas y ritos similares a los de las religiones paganas. Esto no debe ser motivo de escándalo ya que las religiones paganas contienen semillas de verdad que mas tarde debieron ser purificadas de errores gracias a la revelación divina.
La religión revelada no rechaza la religión y la ética natural sino que la purifica de error y las eleva para que cumpla plenamente el plan de Dios. Por ejemplo, la religión oficial judía rechaza los sacrificios humanos (cf. Deuteronomio 12,31; 18,10) que eran frecuentes entre algunos pueblos paganos. La prueba de Abraham (Gen. 22,1s) finaliza con la prohibición del sacrificio de Isaac. Los israelitas consideraban el sacrificio humano como una profanación del nombre de Yahweh (Cf. Levítico 20,1s). Según la ley de Moisés los primogénitos de toda criatura eran sacrificados a Yahweh, pero expresamente hace excepción de los nacidos de mujer que deben ser redimidos y no sacrificados. En su lugar se debía sacrificar un animal. Este concepto de substitución es una referencia metafórica profética al sacrificio de Jesús en la Cruz. El es el Cordero que se inmola para redimirnos. 

Lamentablemente, la influencia del paganismo no desapareció entre los judíos como tampoco ha desaparecido entre los cristianos de hoy. Esa influencia prevaleció desde el reinado de Ajaz hasta el de Josías. Una de las consecuencias fue que se sacrificaron miles de niños al dios Moloc. Otro ejemplo ejemplo de la influencia pagana es el sacrificio que hizo Jefté inmolando a su hija para cumplir una promesa (Cf. Jueces 11,33). Estos casos no fueron motivados por la religión judía sino por influencia pagana. 

El concepto judío de venganza de sangre (cherem), según el cual los impíos y sus pertenencias debían ser exterminados, no está vinculado con el concepto de sacrificio humano ni tampoco está relacionado con el concepto pagano de que Dios tiene sed de sangre humana. Mas bien el cherem se basa en la idea de que los poderes hostiles a Dios deben ser removidos de su camino con castigo de sangre porque El es el Dios de la Vida y de la Muerte. Los enemigos de Yahweh no eran sacrificados sino eliminados de la tierra. (Cristo supera este concepto con su mandamiento de amar a los enemigos). 

Es importante entender que el acto de sacrificar a Dios NO comienza con las religiones paganas sino que se efectuó desde la creación del hombre. Los primeros sacrificios mencionados en la Biblia son los de Caín y Abel (Cf. Gen. 4,3s). En aquellos sacrificios se demuestra que hay sacrificios agradables a Dios y otros que no lo son. A Dios le agradan solo los que se hacen con un corazón puro. Dios mira al corazón. El sacrificio verdadero representa la ofrenda del propio corazón, una disposición de sumisión y confianza que se expresa en total obediencia a Dios. Sin esta disposición del corazón los sacrificios mas bien ofenden a Dios porque son falsos. 

Los patriarcas asociaban al sacrificio el altar y banquetes (Cf. Génesis 12,7s). Desde ese tiempo el sacrificio se vincula especialmente a las grandes alianzas y a las declaraciones de paz. La conclusión del sacrificio del Monte Sinaí también se efectuó con un banquete (Cf. Exodo 24,5s). Posteriormente Moisés elaboró el sistema de sacrificio y en el Pentateuco fijó con exactitud los distintos sacrificios y sus rituales. Como todo el culto mosaico, el sistema de sacrificio está centrado en la llamada del Señor: "Sed santos como yo soy santo" (Cf. Levítico 11,44). 

El animal ofrecido en sacrificio sangriento debía pertenecer a quien los ofrece. Por eso, los judíos solo aceptaban animales domésticos y no peces o animales salvajes (Cf. Levítico 22,19s). El sacrificio de palomas constituye el único caso en que se sacrificaban aves. Esta excepción se concedía a los pobres porque ellos no poseen animales (Levítico 5,7; 12,8). En cuanto a los animales para el sacrificio, había regulaciones en cuanto al sexo, edad y condición que debían tener. El criterio imperante era que solo lo mejor se ofrece a Dios (Cf. Levíticos 22,20s; Malaquías 1,13s). 

El culto mosaico del A.T. incluye sacrificios no sangrientos, ya como añadidura a los sangrientos o bien como sacrificios independientes. Estos generalmente eran pan, aceite, vino o incienso (Cf. Levítico 2,14s; Génesis 28,18; 35,14; Números 28,7,14; Levíticos 6:20 s.; Josefus, "Antiquit.", III, 10,7) 

Los Ritos del Sacrificio Sangriento
El ritual para el sacrificio sangriento es de especial importancia para comprender el concepto del sacrificio judío. Hay cinco acciones que eran comunes a los diferentes sacrificios de los judíos:
1- La presentación de la víctima,
2- La imposición de manos sobre la víctima,
3- Matar la víctima,
4- Rociar la sangre,
5, La quema del sacrificio.

1- Primero se lleva la víctima al altar de los sacrificios quemados situada en el exterior del tabernáculo (del Templo)"ante el Señor" (Exodo 29,42; Levítico 1,5; 3,1; 4,6). 
2- El próximo paso es la imposición de manos por la cual quien sacrificaba transfería a la víctima sus intenciones personales de adoración, acción de gracias, petición y especialmente expiación. Si el sacrificio se ofrecía por toda la comunidad, los ancianos, como representantes del pueblo, realizaban la ceremonia de la imposición de manos (Levítico 4,15). Esta ceremonia se omitía en caso de ciertos sacrificios (primeros frutos, diezmos, el cordero pascual, palomas) y en el caso de sacrificios sangrientos realizados a petición de paganos.
Desde el tiempo de Alejandro Magno también se permitía en el Templo la ofrenda de sacrificios quemados por los gentiles (no judíos). Esto se hacía en reconocimiento de la supremacía de gobernantes extranjeros. Por ejemplo, el Emperador Romano Augusto requería que se ofreciera por el en el Templo la ofrenda quemada de dos corderos y un novillo (Cf. Philo, "Ley. ad Caj.," 10; Josefus, "Contra Ap.", II, vi). La retirada de este permiso al principio de la Guerra Judía se consideró como una rebelión pública contra el gobierno de Roma. (Cf. Josefus, "De bello jud.", II, xvii, 2). 
A la ceremonia de imposición de manos le precedía generalmente la confesión de los pecados (Levíticos 16,21; 5,5s; Números 5,6s), que, según la tradición rabínica, era verbal (Cf. Otho, "Lex rabbin.", 552). 
3- El tercer acto es matar la víctima. Se derrama la sangre en la forma mas completa y rápida posible haciendo un profundo corte en el cuello de la víctima. Como los primeros dos actos, el derramamiento de sangre lo debía hacer quien ofrece el sacrificio (Levítico 1,3s). Solo cuando se ofrecían palomas (tórtolas) era el sacerdote quien las inmolaba (Levítico 1,15). En el período posterior era el sacerdote y los levitas quienes realizaban el acto de inmolar, despellejar y descuartizar los animales mas grandes, Especialmente cuando todo el pueblo ofrecía el sacrificio en las grandes fiestas (2 Crónicas 29,22s). 
4- La verdadera función del sacrificio comenzaba con el cuarto acto, el rociado de la sangre que, según la ley, solo lo podían hacer los sacerdotes (Levítico 1.5; 3.2; 4.5; 2 Crónicas 29,23). Si un laico rociaba la sangre el sacrificio era inválido. (Cf. Mischna Sebachim, II, 1). La tradición judía expresamente designa al sacerdote para derramar la sangre sobre el altar como "la raíz y el principio del sacrificio". La sangre, según el Levítico, es la vida del cuerpo y no se debe comer. Dios nos la da para hacer con ella expiación por el alma sobre el altar. 
Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo mismo les he puesto la sangre sobre el altar, para que les sirva de expiación, ya que la sangre es la que realiza la expiación, en virtud de la vida que hay en ella. -Levítico 17,11 
5-El quinto y último acto, quemar el sacrificio, se realizaba de diferente manera según si se quemaba la víctima entera (holocausto) o solo una porción. Por el altar y el "fuego consumidor" (Deuteronomio 4,24), Yahweh simbólicamente se apropiaba del sacrificio ofrecido. Recordemos, por ejemplo, el sacrificio de Elías. (Cf. Levítico 9,24; Jueces 6,21; 1 Reyes 18,38). 

Diferentes categorías de sacrificio sangriento
1- Holocausto. En primer lugar están los sacrificios quemados. El "sacrificio ascendente" (olah) llamado también "holocausto" porque la víctima completa -- excepto el músculo de la cadera y la piel -- se hace ascender a Dios por el fuego en humo y vapor. Aunque la idea de expiación no se excluía, (Levítico 1,4), el objetivo principal del holocausto es expresar completa sumisión del hombre a Dios. El holocausto es el sacrificio mas antiguo, mas frecuente y mas común. (cf. Génesis 4,4; 8,20; 22,2s.; Job 1,5; 42,8). Debía ser un sacrificio continuo, por lo que se ofrecía dos veces al día, en la mañana y al anochecer (Cf. Exodo 29,38s.; Levítico 6,9s.; Números 28,3s., etc.). Como sacrificio de adoración por excelencia, incluía a todas las formas de sacrificio. 

2- Sacrificios expiatorios. La idea de expiación se expresaba mayormente en los sacrificios expiatorios. Había dos clases: Las ofrendas por pecado y por culpa. La distinción entre estas dos está en que la primera se orientaba hacia la absolución del pecado (expiatio), la segunda se orientaba hacia la restitución del daño cometido (satisfactio). 
La ofrenda por culpas se hacía especialmente por pecados que requieren restitución (cf. Levítico 5,15s.; 6,2s.; Números 5,6 s.). La restitución material se calculaba como una quinta parte mayor que la perdida infligida. Adicionalmente se debía ofrecer un sacrificio de culpa que consistía en sacrificar un carnero el lado norte del altar. La sangre se rociaba en un círculo alrededor del altar en el que se quemaba la grasa; El resto de la carne, como sacrosanta, se la comían los sacerdotes en el lugar sagrado. (Levítico 7,1s.).

3- Una tercera clase de sacrificio eran las "ofrendas de paz" (shelamim) que se sub-dividían en tres clases: el sacrificio de alabanza, el sacrificio en cumplimiento de un voto y ofrendas completamente voluntarias. 

EL SACRIFICIO CRISTIANO
En el cristianismo todo sacrificio se une al Sacrificio que de Cristo: JESUCRISTO se ofrece a si mismo como cordero Pascual, de manera sangrienta en la Cruz una vez para siempre. La Cruz es el sacrificio definitivo que contiene todos los méritos necesarios para la redención de los hombres. Pero para aplicarlos a cada persona, Cristo mismo instituyó el Santo Sacrificio de la Misa, el cual es la continuación no sangrienta y la representación del sacrificio sangriento del Calvario. Se trata de un continuo sacrificio y no de una repetición.
Todos los antiguos sacrificios eran solo un signo del único sacrificio que puede salvarnos: El sacrificio de Jesús. Porque solo El puede reparar ante el Padre como Dios y hombre, ofreciéndole el perfecto sacrificio de amor y obediencia por nuestro desamor y desobediencia. 

El dogma del Sacrificio de la Cruz
El Sínodo de Efeso (431) confirma la fe de las Sagradas Escrituras: El Logos (La Palabra) Encarnado "Se ofreció a si mismo a Dios Padre por nosotros" (Denzinger-Bannwart, "Enchiridion," #122). Este dogma fue explícitamente confirmado en el Concilio de Trento (Ses. XXII. cap. i-ii; can. ii-iv). Si todos los sacrificios del Antiguo Testamento, especialmente los sangrientos, fueron figuras que anticipaban el sacrificio sangriento de la Cruz, y si la idea de expiación vicaria (una víctima se sacrifica en substitución por los pecados de otro) ya estaba presente en los sacrificios sangrientos de la ley Mosaica, entonces se deduce que la muerte de Cristo en la Cruz debe poseer el carácter de sacrificio vicario de expiación. San Pablo desarrolla esta enseñanza en su carta a los Hebreos 8-10
En el Nuevo Testamento, como en el Antiguo, el poder expiatorio del sacrificio está en la sangre de la víctima. Por eso la expiación para el perdón de los pecados se imputa a la Preciosa Sangre de Cristo. No hay, por tanto, nada mas precioso que esta Sangre: 
...Ustedes saben que fueron rescatados de la vana conducta heredada de sus padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata,19 sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto,20 predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos para bien de ustedes. 21 Por él, ustedes creen en Dios, que lo ha resucitado y lo ha glorificado, de manera que la fe y la esperanza de ustedes estén puestas en Dios. (1 Pedro 1,18s.). 
El sacrificio sangriento de la Cruz ocupa el lugar central en la enseñanza de San Pablo (Cf. Romanos 3,25). La Epístola a los Hebreos se refiere a los sacrificios del A.T. para compararlos con el sacrificio de Cristo y ayudarnos a entender su significado: (Heb 9,13s). Mientras los sacrificios sangrientos del Antiguo Testamento eran muchos, variados, ineficaces e inadecuados, el Sacrificio de Cristo en la Cruz es único, plenamente eficaz y adecuado para el perdón de los pecados (Heb.9,28
San Pablo caracteriza la sangrienta muerte de Jesús en la Cruz como una ofrenda por los pecados (Hebreos 10,11-12; 2 Corintios 5,21). En el cielo Cristo ya no se sacrifica mas, pero, por medio de su intercesión sacerdotal, El ofrece continuamente el sacrificio que consumió una vez por todas en la Cruz. (Cf. Hebreos 7,25; Romanos 8,34). 
San Ireneo fue el primero de los Padres en considerar el sacrificio de la Cruz desde el punto de vista de una "satisfacción vicaria" (sacrificio para restituir el daño causado por la culpa de otros). Ireneo enfatizó que solo un Dios-Hombre puede lavar la culpa de Adan; que Cristo de hecho redimió a la humanidad con su Sangre y que ofreció "Su Alma por nuestra alma y su carne por nuestra carne" ("Adv. hær.", V, i, 1, in P. G. VII, 1121).
Cristo ofrece el sacrificio de expiación a Dios Padre y no al Diablo. Cristo nos redime de la esclavitud al Diablo a través de su sacrificio en la Cruz. La falsa teoría de que el rescate por la salvación fue pagado al demonio surgió de una errónea interpretación de Juan 12,31; 14,30; 2 Corintios 4,4; 2 Pedro 2,19. Este error fue rectificado por Gregorio Nacianceno y Juan de Damasco. Quien acepta el sacrificio de la Cruz es el que fue ofendido: Dios, la Trinidad completa, a la que también pertenece Cristo, el Logos. 
Cristo como Dios, junto con el Padre y el Espíritu Santo, aceptó su propio sacrificio en expiación de la ofensa contra Dios. El ofreció vicariamente el mismo sacrificio como Hombre a la Santísima Trinidad. Aunque la coincidencia de las tres funciones: sacerdote, víctima y aceptador en el mismo Cristo constituye un misterio, no contiene contradicción alguna (cf. Agustín, "De civ. Dei", X, xx). 
¿Acaso el sacrificio consistió en el acto de matar a Jesús en la cruz? La respuesta es “NO”. De lo contrario, se tendría que decir que la función del sumo sacerdote en el sacrificio de la Cruz no la ejerció Cristo sino los verdugos. En el sacrificio de Cristo en el Calvario, como en los sacrificios la ley mosaica, la esencia del sacrificio está no en el acto de matar la víctima sino en el acto de rociar la sangre. El Redentor se sometió exteriormente a sus ejecutores mientras estos a la fuerza derramaban su sangre. Pero fue Jesús -no los verdugos- quien ofreció Su Sangre a Dios en espíritu de sacrificio. (Cf. Juan 10,17s.; Hebreos 9,22; 1 Pedro 1,2). 
En el sacrificio de la Cruz Cristo actúa como único sacerdote porque solo El ofrece libremente Su Sangre para ganarnos la redención. Con el sacrificio de la Cruz cesa para siempre la necesidad de hacer sacrificios de animales. Cristo es el Cordero sacrificado cuya eficacia para redimirnos es infinita. 

El CRISTIANO SE OFRECE A SI MISMO EN UNIÓN CON CRISTO AL PADRE 
En el A.T. el sacrificio ya se entiende como un signo externo de la entrega personal y comunitaria a Dios. 
«Ahora estáis enteramente consagrados a Yahveh; acercaos y ofreced víctimas y sacrificios de alabanza en la Casa de Yahveh.» Y la asamblea trajo sacrificios en acción de gracias, y los de corazón generoso, también holocaustos. -II Crónicas 29, 31. 
El evangelio precisa que el amor está por encima de todo y le da valor a todo. El sacrificio que agrada a Dios es nuestro amor que se hace obediencia: 
"amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Marcos 12,33 
"Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. Entonces dije: ¡He aquí que vengo pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad!" Hebreos 10,6-7 
El sacrificio externo debe representar la disposición del corazón al amor de Dios: 
Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. (Mateo 5,23-24) 

CRISTO CABEZA, NOSOTROS SU CUERPO
Al único sacrificio que es Cristo, que ganó ya los méritos de nuestra salvación, cada cristiano necesita unirse con todo su ser. Jesús vino a unirnos a El que es nuestra cabeza. Nosotros somos su cuerpo. El cuerpo debe participar del mismo sacrificio que la cabeza.

"quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo" -I Corintios 11,3 
"Hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra". -Efesios 1,10 
"La Cabeza (Cristo), de la cual todo el Cuerpo, por medio de junturas y ligamentos, recibe nutrición
y cohesión, para realizar su crecimiento en Dios." -Colosenses 2,19

La Santa Misa
Participamos del sacrificio de Cristo principalmente en la celebración de la Santa Misa
Los Protestantes nos acusan de repetir el sacrificio de la Cruz en la Misa. Falsamente se imaginan que los católicos vamos a la misa a crucificar de nuevo a Jesucristo. HAY QUE SABER QUE ESA ACUSACIÓN ES FALSA.

Cristo se entregó como Sacrificio en la cruz UNA VEZ PARA SIEMPRE. 
"Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más" -Romanos 6,9
La Eucaristía es Cristo, resucitado, glorioso, quien está en el cielo y se hace presente en el tiempo porque El no está limitado por la dimensión del tiempo. En la Eucaristía se unen la eternidad y el tiempo. Jesús murió en la Cruz una sola vez, pero su sacrificio es consumado en la Eternidad, lo toca todo, lo transforma todo. No se trata de una duplicación del Sacrificio ni de una reproducción. Mas bien Cristo, al hacerse presente en la Eucaristía nos pone en contacto consigo, que es eterno (fuera del límite del tiempo). Es por eso que al participar en la Eucaristía nos unimos a su único Sacrificio, a Su Cruz y nos beneficiamos de sus frutos de salvación. 
Cristo muere en la Cruz UNA SOLA VEZ, pero este acto redentor es eficaz sin límites de tiempo y se nos hace presente en la Eucaristía. De manera que no crucificamos a Jesús en la Eucaristía. Mas bien a Jesús lo crucificamos cuando pecamos ya que aquel sacrificio fue por nuestros pecados.
Para participar dignamente en la Misa debemos estar conscientes de que ofrecemos al Padre todo lo nuestro (nuestro ser, posesiones, tiempo, alegrías y tristezas, trabajo y descanso, sufrimientos, enfermedades, etc.) en unión al sacrificio de Cristo. La vocación del cristiano es hacer de su vida y de cada acto un sacrificio (una ofrenda de sumisión a Dios por amor) en UNIÓN con Cristo. 

"Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual". -Romanos 12,1 
"Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las
tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia". -Colosenses 1,24
De manera que el cristiano ya no vive para si mismo sino por, con y en Cristo. 
No vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí. -Gálatas 2,20 
María Santísima es el ejemplo perfecto de una vida entregada a Dios. Por su unión al sacrificio de su hijo en la Cruz cooperó estrechamente con nuestra redención. Ella nos ayuda a entregar nuestra vida como un sacrificio de amor. Totus Tuus.


viernes, 17 de febrero de 2012

LA SAETA, EL CRISTO DE LOS GITANOS

(Pausar el reproductor automático del Blog)
Letra de Antonio Machado
Música de J.M. Serrat

¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!


PARTITURAS (links)

Versión 1, con las posiciones de la flauta
Versión 2, simple

VIDEOS

CAMARÓN, un gitano


BANDA MUNICIPAL Y CORO

J. MANUEL SERRAT Y FAGNER (Brasil) Con la primera parte cantada en portugués.

J. MANUEL SERRAT (SOLO)


ROCÍO JURADO

jueves, 16 de febrero de 2012

MILAGRO EUCARÍSTICO DE FLORENCIA

Testimonio del Padre Gian Paolo Faroni
testigo directo del Milagro Eucarístico


«TE AUTORIZAMOS DE ORDENAR A LOS SACERDOTES QUE TE SIGUEN DE DIFUNDIR COMO PUEDAN LAS NOTICIAS INHERENTES AL MILAGRO y esto también vale para el pueblo que nos sigue y que nos ama. EL PUEBLO CON CUALQUIER MEDIO Y CON TODO TIPO DE INICIATIVA ESTA AUTORIZADO POR NOSOTROS LA SANTÍSIMA TRINIDAD EN INFORMAR A CADA HERMANO PARA QUE CADA UNO SEPA QUE ES AMADO TANTO POR DIOS QUE POR ESTAR AÚN MÁS CERCA Y VISIBLE A SUS HIJOS SE HA ANIQUILADO VERTIENDO PARA TODOS Y VISIBLEMENTE SANGRE DIVINA.» (Revelación del 23 de mayo del 2004 - Jesús]



Los anàlisis han permitido obtener los siguientes resultados:

- Se trata de SANGRE HUMANA MASCULINA
- El grupo sanguíneo es AB Rh+
- Es sangre del mismo tipo de aquella de Lanciano y del SANTO SUDARIO
- Han sido hechos todos los análisis posibles sobre el DNA


Yo Gian Paolo Faroni, Sacerdote de la congregaciòn Salesiana Don Bosco, declara que el dia viernes 23 de mayo del 2003, a la hora tres postmeridiana, en un “Encuentro de Oración” en provincia de Florencia - Italia, vi la Hostia contenida en el ostensorio que se ruborizó de sangre.

Estupefacto, caí de rodillas y fui invadido por una emoción profunda.
Tembloroso y sacudido por un llanto convulso,quedé con los ojos fijos sobre el milagro, en extática adoración hacia Jesús sangrante. Delante de mis ojos la hostia se ruborizaba cada ves más con la Sangre de Cristo. La hostia se presentó vestida de Sangre en su parte anterior y llena de sudor en la parte posterior. De la parte posterior caian dos vetas que descendian de lo alto en bajo. Tocando el vidrio del pequeño ostensorio pude constatar que estaba tibio, por el calor de la Sangre que salia copiosamente de la hostia. La partícula aparecia como una pieza de carne seccionada y encarcelada entre los dos vidrios del ostensorio; aquel posterior se presentó mojado de sangre, mientras aquella fachada resultó al mismo tiempo salpicada a causa del sudor. La luz hizo asemejar a aquellas gotas de sudor en tanto pequeños diamantes. De la parte opuesta la sangre dejó sobre el vidrio una huella al rojo vivo y con el pasar del tiempo fue acumulándose en la parte inferior de la vitrina formando una capa con forma elíptica. Muchos testigos estuvieron presentes sobre el lugar al momento de la constatación. Rápidamente, fueron informados los restantes miembros del grupo de oraciòn y en poco tiempo, unas treinta personas llegaron al lugar del Milagro Eucarístico, para ser de ello testigos presenciales. Ellos lo vieron, se arrodillaron y lo adoraron. Vieron con sus propios ojos el “Regalo” ofrecido por Dios a la pequeña comunidad y al mundo entero.


Yo Gian Paolo Faroni Sacerdote de la congregaciòn Salesiana Don Bosco declaro verdadero este extraordinario Milagro Eucaristico. La Santisima Trinidad y Maria Santisima explican a traves de las revelaciones dadas a Conchiglia que el Milagro ha sido concedido y donado para que se haga conocer como signo y como severa advertencia para todo el mundo.


VER MÁS IMÁGENES DEL MILAGRO:http://www.dozule.org/frame/index_imag.htm
VER MENSAJES DADOS POR EL CIELO RESPECTO DEL MILAGRO:http://www.dozule.org/ESPANYA/milagro_msg.htm
RESULTADOS DE LOS ANÁLISIS:http://www.dozule.org/ESPANYA/ES_ana.htm

 

martes, 14 de febrero de 2012

Alma de Cristo meditada


Meditación de la Oración ALMA DE CRISTO, recomendada por San Ignacio, para el final de la oración personal o en momentos de especial intensidad religiosa.

Alma de Cristo, santifícame

Tú sabes mejor que yo a cuántos equívocos se presta hoy el nombre mismo del alma. Entiendo por alma con la Biblia, la Iglesia y la tradición cultural a la que pertenezco, esa otra dimensión fundante, invisible e inmortal de mi ser, que anima y sostiene la vida de mi cuerpo, que con él me hace persona, donde se asientan la inteligencia, la libertad, el amor y la dignidad del hombre. De donde brotan también, por su cara obscura, el pecado y la maldad, la abyección y la podredumbre moral.

Sobre mi alma, que soy yo mismo, sobre su desnudez indigente y pecadora, derrama, ¡oh Cristo!, la gracia, la luz y la santidad de la tuya.

Cuerpo de Cristo, sálvame

Me refiero a tu cuerpo viviente y humano, gestado por el Espíritu en las entrañas de María, amamantado a sus pechos, crecido y curtido en el taller de José. Enrolado, de niño y de joven, en juegos, caminatas y debates, en la sinagoga y en el templo. Metido entre la gente, israelita cabal, hijo del carpintero. Y luego sudoroso en los caminos de Galilea y de Judea, sin cabezal para el descanso, dormido sobre la barca, profeta erguido y entrañable, Hijo del hombre.

Me acojo a ese cuerpo mortal de cordero inocente, llevado al sacrificio, abofeteado, sangrante y escarnecido. Colgado después de tres clavos, traspasado por la lanza, muerto y silencioso, grano de trigo en el sepulcro. Te adoro, cuerpo resucitado y glorioso de mi único Señor, vivo para siempre, blanco cordero celestial, vencedor de tu muerte y de la mía. Y, ¿cómo no?, cuerpo eucarístico de Jesús, pan vivo bajado del cielo, manjar de resurrección para mi carne ciega y mortal, proclive a los siete pecados. ¡Sálvame, cuerpo místico de Cristo, cabeza de la Iglesia, de la que soy miembro agradecido!

Sangre de Cristo, embriágame

De nuevo al mirarte, Señor, vuelve a mis labios la referencia eucarística, fundamental para nuestra condición terrestre, memorial de tu pasión, anticipo del banquete celestial. "Ya no beberé", nos dijiste, "del fruto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de mi Padre". Lo de la embriaguez, ya se sabe, no es de tu sangre física, sino de tu vino eucarístico. "Qué breve inmensidad la del instante en que riega tu sangre mi organismo!", escribí en un verso de juventud. No sé si es pedirte mucho que me eduques el paladar del alma, el sabor y el gusto interior de las cosas santas; "la sobria embriaguez del Espíritu" de aquel himno litúrgico latino. "Loca del Sacramento" llamaban en vida a Santa Micaela. A los apóstoles los quisieron detener por borrachos el día de Pentecostés. ¡Embriagarse de Dios, romper los linderos de la clase media espiritual, vivir sin vivir en mí!

Agua del costado de Cristo, lávame

¡Qué contraste, Maestro, entre tu santa humanidad, presta ya para resucitar, y nuestra existencia arrastrada y polvorienta, siempre a la espera de un baño de gracia! Nos has lavado, Señor, con tu sangre. Dame la blanca túnica de los que acompañan al Cordero en los prados celestes. Bendita la fuente bautismal, bendita el agua lustral del sacramento del perdón. Limpieza corporal, Dios mío, tan grata y relajante, que nos hace respetarnos a nosotros mismos y valorar a los demás. Pureza de corazón, claridad de intenciones, veracidad en las palabras, transparencia en la conducta. Milagro del agua de tu costado.

Pasión de Cristo, confórtame

No es la lógica la que aquí manda, sino el corazón. Tu Pasión incluye todo lo dicho y parte de lo que falta. Esta palabra bendita nos lo dice todo a tus discípulos. Tu sagrada pasión discurre de Ramos a Gloria, del Cenáculo al Calvario. Abarca la agonía del huerto, la bofetada ante Anás, la corona de espinas, la humillación con Barrabás, la calle de la Amargura, las siete palabras, las cinco llagas. Este, Señor, es tu cáliz, el de la pregunta a los del Zebedeo y a nosotros: ¿Sois capaces de beberlo?

Ahí me duele, Señor. Tu pasión no es una leyenda aurea; es una experiencia insondable, una fuente de salvación, una cátedra de sabiduría. "Yo no quiero saber de otra cosa, nos diría tu apóstol Pablo, sino de Jesucristo y de éste crucificado". A Felipe II mientras le rajaba la pierna el cirujano, le leían páginas de tu pasión. (Pasión significa dos cosas: amor extremado y sufrimiento total). De ella sacaron amor las vírgenes cristianas, arrojo los mártires, fuego los apóstoles, lucidez los doctores, esperanza los oprimidos. Anda, Señor, confórtame.

¡Oh buen Jesús, óyeme!

Tampoco esto viene muy a cuento, en una letanía de peticiones concretas. Tendría yo que decirte como tú al Padre: ¡Sé que siempre me oyes! Pero es que estoy pidiéndote santidad, salvación, pureza de alma, experiencia de tí, fortaleza en mis cruces. Me asalta, perdón, la duda de si no me estás oyendo tú, o yo te estoy pidiendo demasiado. Es un decir, Señor. Lo que pasa es que, entre nosotros los hombres, yo el primero, ocurre a menudo que no le echas cuentas al que se desahoga contigo, al que espera tu escucha de sus cuitas.

Sigo, pues, mi letanía, tras este descansillo afectivo, y perdona mi atrevimiento en lo que paso a decirte.

Dentro de tus llagas, escóndeme

Esto le iría a San Francisco o Santa Teresa. Pero, ¿a mí? Ha habido contemplativos en la Iglesia que, por gracia singular, han llevado en sus manos, en sus pies y en su costado los estigmas de tus llagas. Jesús, yo no pido tanto, pero sí que me escondas místicamente en tus llagas sacrosantas, que es decir en lo más íntimo de tu ser divino. No pretendo ser el único, ¡hasta eso podríamos llegar! Ábrenos tus cinco ventanas, hoy de luz y de gloria, al montón infinito de cristianos que buscamos tu rostro. Señor, tú sabes que te amo.

No permitas que me aparte de ti

Pero, ¿cómo puedo, Cristo mío, cantar victoria? ¿Acaso estamos ya en las Bodas eternas, en la casa del Padre, en la mansión de la luz y de la paz? No, por cierto y por desgracia. Aunque tú hicieras realidad conmigo la metáfora inefable de esconderme en tus llagas benditas, todavía en esta carne de pecado, tú no te fíes ni un pelo del uso y abuso insensato que yo puedo hacer de mi albedrío.

Igual os pediría a ti y a tu Padre la herencia que me tenéis asignada, para quemarla luego a mis anchas por el mundo. No soy de pasta distinta que la de los apóstatas, adúlteros, o simples cabezas locas que en el mundo han sido. Por eso, Señor, al igual que el Jueves Santo conserva el sacerdote, colgada a su cuello, la llave preciosa del monumento, haz tú eso mismo con las llaves de tus cinco llagas para que, una vez dentro, no sienta yo jamás el arrebato de escaparme. Tú ya nos conoces. No permitas, entonces, que me aparte de ti.

Del maligno enemigo defiéndeme

Es que, Señor, vivimos en zozobra. Recibimos y paladeamos tus dádivas exquisitas, al tiempo que ejercen sobre nosotros una presión constante y abrumadora el mundo, el demonio y la carne. Son las fuerzas del mal, el misterio de iniquidad, o el aguijón del pecado que se clavaba en las carnes de San Pablo. Las cosas son así y nosotros, según confesaba el mismo apóstol, "no estamos guerreando únicamente contra la sangre y la carne, sino contra los principados, potestades y dominaciones de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires".

Conozco, cómo no?, la sonrisa de superioridad de algunos ante esas supuestas mitologías, una actitud que a todos nos tienta un poco. Pero, ¿quién que esté empeñado cada día en el combate cristiano no experimenta, de sobra, todo eso y mucho más? Tú, Señor, derrotaste al maligno en el desierto de Judá.

En la hora de mi muerte llámame, y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe por los siglos de los siglos

se me desatan al final, Jesús bendito, la lengua y el corazón, implorando de ti sin rodeos la suerte buena de una buena muerte. Toma tú entonces, amigo mío, la iniciativa final de llevarme a ti en el momento más solemne de mi destino. Hazme pasar, entonces y para siempre, del reino de la queja al de la alabanza. Eso es lo que quiero yo, quizá con solapado egoísmo: cantar eternamente tus alabanzas, aunque ello no supusiera para mi la plenitud eterna de la dicha. Resulta, empero, que por eso mismo lo es. Vocación, pues, eterna la mía de músico y de cantor. ¡Afina tú el instrumento, Señor soberano! Amén.

jueves, 9 de febrero de 2012

EL SACRIFICIO DE LA MISA



Cap. 9. Prolegómeno de los cánones siguientes

Mas, porque contra esta antigua fe, fundada en el sacrosanto Evangelio, en las tradiciones de los Apóstoles y en la doctrina de los Santos Padres, se han diseminado en este tiempo muchos errores, y muchas cosas por muchos se enseñan y disputan, el sacrosanto Concilio, después de muchas y graves deliberaciones habidas maduramente sobre estas materias, por unánime consentimiento de todos los Padres, determinó condenar y eliminar de la santa Iglesia, por medio de los cánones que siguen, cuanto se opone a esta fe purísima y sagrada doctrina.

Cánones sobre el santísimo sacrificio de la misa

Can. 1. Si alguno dijere que en el sacrificio de la misa no se ofrece a Dios un verdadero y propio sacrificio, o que el ofrecerlo no es otra cosa que dársenos a comer Cristo, sea anatema [cfr. 938].

Can. 2. Si alguno dijere que con las palabras: Haced esto en memoria mía [Lc 22, 19; 1 Co 11, 24], Cristo no instituyó sacerdotes a sus Apóstoles, o que no les ordenó que ellos y los otros sacerdotes ofrecieran su cuerpo y su sangre, sea anatema [cfr. 938].

Can. 3. Si alguno dijere que el sacrificio de la misa sólo es de alabanza y de acción de gracias, o mera conmemoración del sacrificio cumplido en la cruz, pero no propiciatorio; o que sólo aprovecha al que lo recibe; y que no debe ser ofrecido por los vivos y los difuntos, por los pecados, penas, satisfacciones y otras necesidades, sea anatema [cfr. 940].

Can. 4. Si alguno dijere que por el sacrificio de la misa se infiere una blasfemia al santísimo sacrificio de Cristo cumplido en la cruz, o que éste sufre menoscabo por aquél, sea anatema [cfr. 940].

Can. 5. Si alguno dijere ser una impostura que las misas se celebren en honor de los santos y para obtener su intervención delante de Dios, como es intención de la Iglesia, sea anatema [cfr. 941].

Can. 6. Si alguno dijere que el canon de la misa contiene error y que, por tanto, debe ser abrogado, sea anatema [cfr. 942].

Can. 7. Si alguno dijere que las ceremonias, vestiduras y signos externos de que usa la Iglesia Católica son más bien provocaciones a la impiedad que no oficios de piedad, sea anatema [cfr. 943].

Can. 8. Si alguno dijere que las misas en que sólo el sacerdote comulga sacramentalmente son ilícitas y deben ser abolidas, sea anatema [cfr. 944].

Can. 9. Si alguno dijere que el rito de la Iglesia Romana por el que parte del canon y las palabras de la consagración se pronuncian en voz baja, debe ser condenado; o que sólo debe celebrarse la misa en lengua vulgar, o que no debe mezclarse agua con el vino en el cáliz que ha de ofrecerse, por razón de ser contra la institución de Cristo, sea anatema [cfr. 943 y 945 s].

EL TEXTO FUE EXTRAIDO DE:
EL MISTERIO DE LA EUCARISTÍA
P. JESÚS CASTELLANO CERVERA, OCD
(Edicep, Valencia, 2004)
Es un verdadero tratado sobre la Eucaristía y la Santa Misa. Para seguir leyéndolo entra a la página a través del link abajo. 
Sugerencia: Podrás ubicarlo dentro de tus favoristos y leer una partecita cada día, como lees tus libros y revistas diariamente.

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