POEMA DE SEMANA SANTA
Me
pregunto, Oh Señor,
cuántas
veces al trabajar
tu
muerte pensabas al clavar.
Tú,
por ser Dios conocías
cada
detalle que acontecería
¡Qué
gran dolor sentirías
al
clavetear esas tablas frías!
Sentirías
tu sangre brotar
de
tus manos traspasadas
y
en el fondo un gozo sin igual
por
las vidas con esa sangre compradas.
Pero
también habría salvación
con
sufrimiento y agonía
pues
clavados en la cruz
nuestros
pecados quedarían.
Por
Mery Bracho
No hay comentarios:
Publicar un comentario