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Artista:Takillakta
Sol Do Re
Lo he traicionado y entregado a los malvados,
Sol Do Re
Lo he
coronado con espinas puntiagudas
Sol Do Re
Yo he atravesado con la lanza
su costado
Sol Do Re
Lo he clavado en un madero y aún me
ama
Coro
Sol Do Re Sol
Fue el mismo Dios, quien dio su vida en un
madero por amor,
Re Do Lam Re
Fue el mismo Dios, quien derramó su sangre
para darme vida,
Sol Re Do Lam Sol
Fue el mismo Dios, quien aceptó morir
atravesado y desgarrado por los clavos,
Re Do Lam Re
Fue el mismo Dios,
quien me ha salvado del pecado y de la muerte,
Sol
Fue el mismo
Dios.
Me ha entregado a su madre con amor,
Me ha lavado con amor los
pies llagados,
El me ha curado las heridas del pecado,
Me ha amado desde
antes que naciera.
(Coro)
Me ha enseñado como seguirlo y
amarlo,
Me ha llamado para una gran misión
El me ha escogido para ser un
apóstol
Para anunciarlo con mi vida hasta la muerte
lunes, 30 de enero de 2012
viernes, 27 de enero de 2012
LA PRECIOSA SANGRE DE JESÚS
“Este es el precio de la Redención, éste es el
motivo de mi confianza en mi salvación; a esta devoción quiero consagrar mi
vida; y soy yo Sacerdote para aplicar la Sangre Divina”. San Gaspar
del Búfalo.
La devoción a la Sangre de Cristo es una de las más
antiguas en la tradición de la Iglesia, pues en ella se recuerda el precio de
nuestra salvación: el derramamiento de Sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios.
El apóstol Pablo afirma en la Carta a los Gálatas
que "Cristo nos ha liberado para que viviéramos en libertad" (Gálatas 5, 1).
Esta libertad tiene un precio muy caro: la vida, la sangre del Redentor. ¡Sí!
La sangre de Cristo es el precio que Dios ha pagado para liberar a la humanidad
de la esclavitud del pecado y de la muerte. La sangre de Cristo es la prueba
inconfundible del amor del Padre celeste por todo hombre, sin excluir a nadie.
El Beato Juan XXIII (devoto de la sangre del Señor
desde su infancia) una vez elegido Papa, escribió una carta apostólica para
promover su culto (“Inde a primis”, 30 de
junio de 1959), en la que invitaba a los fieles a
meditar sobre el valor infinito de esa Sangre, pues «una sola gota
puede salvar a todo el mundo de toda culpa» (Himno “Adoro Te
devote”). En el año 1960 dispuso introducir en las letanías de la Bendición
eucarística la alabanza: Bendita sea su Preciosísima Sangre.
La extraordinaria importancia de la Sangre salvadora ha hecho que su memoria
tenga un lugar central y esencial en la celebración del misterio del culto:
ante todo en el centro mismo de la asamblea eucarística, en la que la Iglesia
eleva a Dios Padre, en acción de gracias, el "cáliz de la bendición"
(1 Cor 10,16) y lo ofrece a los fieles como sacramento de verdadera y real
"comunión con la sangre de Cristo" (1 Cor 10,16), y también en el
curso del Año Litúrgico.
El Papa Juan Pablo II, en su intervención en la audiencia general dedicada a comentar el cantico del
primer capitulo de la Carta a los Efesios, afirma: «No hay nada más
grande que esto: la sangre de Dios ha sido derramada por nosotros.
El que ni siquiera haya perdonado la vida de su Hijo (Cf. Romanos 8, 32) es
algo más grande que la adopción divina como hijos y que los demás dones; el
perdón de los pecados es algo grande, pero más grande es todavía el que esto
haya tenido lugar mediante la sangre del Señor».
Su santidad Benedicto XVI, declara: "También
he visto con ojos nuevos las vestiduras rojas de Jesús, que nos hablan de su
sangre. Usted -continuó refiriéndose al predicador- nos ha enseñado cómo la sangre de Jesús era, a causa
de su oración, "oxigenada" por el Espíritu Santo. Y de este modo, se
ha convertido en fuerza de resurrección y fuente de vida para nosotros".
La Sangre de Cristo, es pues, garantía de nuestra
salvación, del amor de Dios y de la nueva vida del hombre.
¡Gloria a la Sangre de Jesús!
¡Ahora y por siempre!
¡Alabada sea la Sangre de Cristo!
¡Por siempre sea alabada!
Fuente: http://cpps-chile.blogspot.com
jueves, 26 de enero de 2012
EL VALOR DE LA PRECIOSA SANGRE DE JESÚS
Remontémonos
a las figuras que la profetizaron y recordemos los antiguos relatos de Egipto.
Decía
Moisés: “Inmolen un cordero de un año; tomen su sangre y rocíen el marco de la
puerta de su casa”. ¿Qué dices, Moisés, qué la sangre de un cordero irracional
puede salvar a los hombres dotados de razón? “Sin duda responde Moisés: no
porque se trate de sangre, sino porque esta sangre se vincula con un simbolismo
expresado por el Señor”.
Pero
si hoy el enemigo, en lugar de ver unas “puertas rociadas con sangre simbólica”,
ve brillar en nuestros labios “puerta del templo de Cristo”, la sangre del
verdadero Cordero, definitivamente huirá muy lejos.
¿Deseas
descubrir aún por otro medio el valor de esta sangre? Mira de dónde brotó y
cuál es su fuente. Empezó a brotar de la misma cruz y su fuente fue el costado
del Señor, pues muerto ya el Señor, dice el Evangelio, uno de los soldados se
acercó con la lanza y le traspasó el costado, brotando al punto agua y sangre:
agua, como símbolo del bautismo; sangre, como figura de la eucaristía.
El
soldado que le traspasó el costado, abrió una brecha en el muro del templo
santo, y nosotros hemos encontrado ese tesoro escondido y nos alegramos por la
riqueza hallada. Esto fue lo que ocurrió con el cordero: los judíos sacrificaron
el “cordero”, pero somos nosotros quienes recibimos el fruto del sacrificio.
Del
costado salió sangre y agua. No quisiera que quienes estén leyendo esto, tomen
con indiferencia este gran misterio, pues faltaría explicar una segunda
interpretación de carácter místico.
Hemos
dicho que esta agua y esta sangre, eran símbolos del bautismo y de la
eucaristía. Pues bien, en estos dos sacramentos se edifica la Iglesia: con el
agua la regeneración y la renovación del Espíritu Santo, es decir, con el
bautismo y la eucaristía, que han brotado, ambos, del costado.
Del
costado de Jesús se formó la Iglesia, como del costado de Adán fue formada Eva.
Por esta misma razón, afirma san Pablo: “somos miembros de su cuerpo”, formados
de sus huesos, aludiendo con ello precisamente al costado de Cristo.
Pues
del mismo modo que Dios formó a la mujer del costado de Adán, de igual manera
Jesucristo nos dio el agua y la sangre salidas de su costado, para edificar la
Iglesia. Y de la misma manera que entonces Dios tomó la costilla de Adán,
mientras éste dormía, así también nos dio el agua y la sangre después que
Cristo hubo muerto.
Miremos
de qué manera Cristo se ha unido a su esposa, consideremos con qué alimento la
nutre. Con un mismo alimento, con el hemos nacido y crecido espiritualmente.
Concluimos
pues que de la misma manera que la mujer se siente impulsada por su naturaleza
a alimentar con su propia sangre y con su leche a aquel a quien ha dado a luz,
así también Cristo alimenta siempre con su sangre a aquellos a quienes él mismo
ha hecho renacer.
Basado
en la Catequesis de San Juan Crisóstomo, obispo, contemplada para el Oficio de
Lectura del Viernes Santo dentro de la Liturgia de las Horas
ORACIÓN A LA SANGRE DE CRISTO
Señor
Jesús, en tu nombre y con
el Poder de tu Sangre Preciosa
sellamos toda persona, hechos o
acontecimientos a través de los cuales
el enemigo nos quiera hacer daño.
el Poder de tu Sangre Preciosa
sellamos toda persona, hechos o
acontecimientos a través de los cuales
el enemigo nos quiera hacer daño.
Con
el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos toda potestad destructora en
el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego,
debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas
de la naturaleza, en los abismos del infierno,
y en el mundo en el cual nos movemos hoy.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
rompemos toda interferencia y acción del maligno.
Te pedimos Jesús que envíes a nuestros hogares
y lugares de trabajo a la Santísima Virgen
acompañada de San Miguel, San Gabriel,
San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles.
sellamos toda potestad destructora en
el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego,
debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas
de la naturaleza, en los abismos del infierno,
y en el mundo en el cual nos movemos hoy.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
rompemos toda interferencia y acción del maligno.
Te pedimos Jesús que envíes a nuestros hogares
y lugares de trabajo a la Santísima Virgen
acompañada de San Miguel, San Gabriel,
San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles.
Con
el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos nuestra casa, todos los que la habitan
(nombrar a cada una de ellas),
las personas que el Señor enviará a ella,
así como los alimentos y los bienes que
Él generosamente nos envía
para nuestro sustento.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos tierra, puertas, ventanas,
objetos, paredes, pisos y el aire que respiramos,
y en fe colocamos un círculo de Su Sangre
alrededor de toda nuestra familia.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos los lugares en donde vamos
a estar este día, y las personas, empresas
o instituciones con quienes vamos a tratar
(nombrar a cada una de ellas).
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos nuestro trabajo material y espiritual,
los negocios de toda nuestra familia,
y los vehículos, las carreteras, los aires,
las vías y cualquier medio de transporte
que habremos de utilizar.
Con Tu Sangre preciosa sellamos los actos,
las mentes y los corazones de todos los habitantes
y dirigentes de nuestra Patria a fin de que
Tu Paz y Tu Corazón al fin reinen en ella.
sellamos nuestra casa, todos los que la habitan
(nombrar a cada una de ellas),
las personas que el Señor enviará a ella,
así como los alimentos y los bienes que
Él generosamente nos envía
para nuestro sustento.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos tierra, puertas, ventanas,
objetos, paredes, pisos y el aire que respiramos,
y en fe colocamos un círculo de Su Sangre
alrededor de toda nuestra familia.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos los lugares en donde vamos
a estar este día, y las personas, empresas
o instituciones con quienes vamos a tratar
(nombrar a cada una de ellas).
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos nuestro trabajo material y espiritual,
los negocios de toda nuestra familia,
y los vehículos, las carreteras, los aires,
las vías y cualquier medio de transporte
que habremos de utilizar.
Con Tu Sangre preciosa sellamos los actos,
las mentes y los corazones de todos los habitantes
y dirigentes de nuestra Patria a fin de que
Tu Paz y Tu Corazón al fin reinen en ella.
Te
agradecemos Señor por Tu Sangre y
por Tu Vida, ya que gracias a Ellas
hemos sido salvados y somos preservados
de todo lo malo.
Amén.
por Tu Vida, ya que gracias a Ellas
hemos sido salvados y somos preservados
de todo lo malo.
Amén.
Fuente: http://www.ewtn.com/
martes, 24 de enero de 2012
CLAVADOS EN LA CRUZ QUEDARON MIS PECADOS
POEMA DE SEMANA SANTA
Me
pregunto, Oh Señor,
cuántas
veces al trabajar
tu
muerte pensabas al clavar.
Tú,
por ser Dios conocías
cada
detalle que acontecería
¡Qué
gran dolor sentirías
al
clavetear esas tablas frías!
Sentirías
tu sangre brotar
de
tus manos traspasadas
y
en el fondo un gozo sin igual
por
las vidas con esa sangre compradas.
Pero
también habría salvación
con
sufrimiento y agonía
pues
clavados en la cruz
nuestros
pecados quedarían.
Por
Mery Bracho
ORACIÓN AL PODER DE LA MANO DE JESÚS
Oración de sanación por el toque de la Mano
Ensangrentada de Jesús
Lee Lc
6, 22-56; Heb 11, 1-40; Hch 3, 1-26; Sal 38
Mi Señor Jesús, yo creo que me amas mucho.
Te alabo y te rindo culto como mi único Salvador y Maestro. Te pido que cures
mi enfermedad, dame una curación completa y hazme libre. Pon tus manos heridas sobre mi cabeza y deja que tu poder
sanador se filtre a través de mi cuerpo, deja que mi órgano enfermo
experimente el magnífico poder de tu toque sanador. Dame fuerza, Oh Señor, para
que pueda ir por tus caminos y llevar a cabo todos mis deberes y obligaciones
de acuerdo a tu Santa voluntad.
Alabado seas Jesús. Gracias Jesús. Amén.
(Repite la oración tantas veces como
desees)
Padre Nuestro…
Creo en Dios Padre…
Gloria al Padre…
lunes, 23 de enero de 2012
CONSAGRACIÓN A LA SANGRE DE JESÚS
(Rezar
diariamente meditando)
Consciente de mi
nada y de Tu Sublimidad, Misericordioso Salvador, me postro a Tus pies, y Te
agradezco por la Gracia que has mostrado hacia mí, ingrata creatura. Te
agradezco especialmente por liberarme, mediante Tu Sangre Preciosa, del poder destructor
de satanás. En presencia de mi querida Madre María, mi Ángel Custodio, mi Santo
patrono, y de toda la corte celestial, me consagro voluntariamente, con corazón
sincero, oh queridísimo Jesús, a Tu Preciosa Sangre, por la cual has redimido
al mundo del pecado, de la muerte y del infierno. Te prometo, con la ayuda de
Tu gracia y con mi mayor empeño, promover y propagar la devoción a Tu Sangre Preciosa, precio de
nuestra redención, a fin de que Tu Sangre adorable sea honrada y glorificada
por todos. De esta manera, deseo reparar por mi deslealtad hacia Tu Preciosa
Sangre de Amor, y compensarte por las muchas profanaciones que los hombres
cometen en contra del Precioso Precio de su salvación. ¡Oh, si mis propios
pecados, mi frialdad, y todos los actos irrespetuosos que he cometido contra
Ti, oh Santa y Preciosa Sangre, pudieran ser borrados! He aquí, querido Jesús,
que te ofrezco el amor, el honor y la adoración que tu Santísima Madre, tus
fieles discípulos y todos los Santos han ofrecido a Tu Preciosa Sangre. Te pido
que olvides mi falta de fe y frialdad del pasado, y que perdones a todos los
que te ofenden. ¡Oh Divino Salvador! rocíame a mí y a todos los hombres con Tu
Preciosa Sangre, a fin de que te amemos, ¡oh Amor Crucificado, de ahora en
adelante con todo nuestro corazón, y que dignamente honremos el Precio de
nuestra salvación! Amén
Bajo Tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no
desprecies nuestras súplicas en las
necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡oh Virgen siempre
gloriosa y bendita!
LETANÍA DE LA PRECIOSA SANGRE DE JESÚS
Aprobada por su Santidad el Papa Juan XXIII.
Se le fue otorgada la Indulgencia Parcial de siete años, y plenaria si se reza
diariamente durante un mes, bajo el cumplimiento de las condiciones propias a
dicha indulgencia: ir al sacramento de la confesión, recibir la comunión y orar
un Credo, Padrenuestro y Ave María por las intenciones del Sumo Pontífice.
El Papa Juan XXIII pidió que se extendiera cada día más el Culto a la Preciosísima Sangre de Jesucristo.
El Papa Juan XXIII pidió que se extendiera cada día más el Culto a la Preciosísima Sangre de Jesucristo.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor Jesucristo, óyenos.
Señor Jesucristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Sangre de Cristo, Sangre del Unigénito del Padre Eterno: Sálvanos.
Sangre de Cristo, Sangre del Verbo Encarnado: Sálvanos.
Sangre de Cristo, corriendo a la tierra en la agonía: Sálvanos.
Sangre de Cristo, brotando en la flagelación: Sálvanos.
Sangre de Cristo, emanando en la coronación de espinas: Sálvanos.
Sangre de Cristo, derramada en la Cruz: Sálvanos.
Sangre de Cristo, el precio único de nuestra salvación: Sálvanos.
Sangre de Cristo, sin la cual no hay perdón: Sálvanos.
Sangre de Cristo, en la Eucaristía bebida y baño de las almas: Sálvanos.
Sangre de Cristo, río de Misericordia: Sálvanos.
Sangre de Cristo, vencedora de los demonios: Sálvanos.
Sangre de Cristo, fortaleza de los mártires: Sálvanos.
Sangre de Cristo, fuerza de los confesores: Sálvanos.
Sangre de Cristo, que engendra vírgenes: Sálvanos.
Sangre de Cristo, constancia de los tentados: Sálvanos.
Sangre de Cristo, alivio de los enfermos: Sálvanos.
Sangre de Cristo, consuelo de los que lloran: Sálvanos.
Sangre de Cristo, esperanza de los que hacen penitencia: Sálvanos.
Sangre de Cristo: alivio de los moribundos: Sálvanos.
Sangre de Cristo, paz y dulzura de los corazones: Sálvanos.
Sangre de Cristo, prenda de la Vida Eterna: Sálvanos.
Sangre de Cristo, que libera a las almas del lago del Purgatorio: Sálvanos.
Sangre de Cristo, dignísima de toda gloria y honor: Sálvanos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: Ten Misericordia de nosotros.
Señor, Tú nos redimiste en tu Sangre, e hiciste de nosotros un Reino para Dios y Padre tuyo.
Oremos:
Omnipotente y
Sempiterno Dios, que constituiste a tu Unigénito Hijo Redentor del mundo y
quisiste aplacarte con su Sangre; te suplicamos nos concedas que de tal modo
veneremos el precio de nuestra Redención, que por su virtud seamos preservados
en la tierra de los males de la vida presente, ¡para que gocemos en el Cielo de
su fruto eterno! Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
PODEROSA NOVENA DE LAS MANOS ENSANGRENTADAS DE JESÚS
El poder de
la Sangre de Jesús
La Sangre de Jesús, derramada en Su dolorosa Pasión y Muerte en la
Cruz, fue el altísimo precio pagado por nuestra salvación y reconciliación con
Dios Padre: “Él fue traspasado por
nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades”. Is 53, 5a
Inicio
de la novena para cada día
Creo en Dios Padre Todopoderoso…
Gloria al Padre, y al Hijo…
Oración
inicial y ofrecimiento
Manos ensangrentadas de Jesús, Manos heridas en la Cruz, ven a tocar
en mí.
Señor Jesús, con Tus Santas y Venerables Manos toca mi vida y
restáurame para que yo sea lo que tú quieras. Dame la gracia de ser sanado por
el toque de tus Manos ensangrentadas. Te ofrezco mi vida, todo mi ser. Pido
también por (NN.
Nombrar una persona en particular, si realizará la novena en su intención)
aquellos que están necesitados de tu gracia.
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